Vuelta por Donosti

A nosotros que nos dice Patricia: venis a daros una vuelta por Donosti? y antes de acabar la frase ya estábamos cogiendo el lurraldebus rumbo a ese preciosa costa que tienen en esta maravillosisima ciudad. Pedro pudo librar este dia de agosto y allí llegamos con un dia esplendido, soleado y caluroso. Nos encontramos con Patricia reinando en sus lindes custodiada por la temerosa e inmensa águila del vértice de su edificio que nos miraba desafiante y si no le hubieramos dado confianza estamos seguros que se habria arrancado de su pedestal para quitarnos a nosotros del medio de un buen picotazo en defensa de su dueña. La ciudad rebosaba de gente, de comercios de todo tipo super elegantes y mucho turista. El paseo de la Kontxa estaba deslumbrante, habia tanta gente en la arena como en el agua, la brisa refrescaba el calor del mediodia y llegamos hasta el final y allí estuvimos un buen rato sentadas junto a los peines de los vientos que nos repasaron bien la cabellera aunque no pudimos mojarla con la lluvia de los aspersores naturales de la placita ya que la marea estaba bajando. De vuelta por una de las aceras mas bonitas del mundo que nunca jamás te aburriría por muchos siglos que la pasearas, la dejamos con pena a la altura de la Perla para dirigirnos al lugar donde íbamos a comer. Siguiendo las instrucciones del recorrido nos encontramos a con Lourdes, su madre, en frente de un sorprendente txoko de una solera de mas de 100 años donde nos estaba esperando nuestra querida amiga Eva a la que pillamos con las manos en la grasa de un oloroso jamoncito de jabugo que iba colocando en una fuente cuya presencia nos provocó un ataque de hambre inmediato y de repente doblando una pared embaldosada apareció su flamante, apuesto y simpatiquisimo cuñado Ruben, experto en la cocina de estos sitios vetados a las mujeres que allí andaba con su delantal haciendo ruido con platos y cubiertos, por lo que enseguida supimos quien iba a ser el artífice de lo que se estaba cocinando y la verdad es que nos dió la sensación de que nos estaba preparando el mejor ágape del verano. Y así fué. Una ensalada de tomate, el jamón, paté y un exquisito bonito generosamente encebollado nos hicieron levitar de gusto. Poco después llegó la hermana de Eva, Elena, que se incorporó a lo que dejamos de comida y casi la dejamos sin nada. La divertida conversación, el vinito y unos minibotellines de gin nos sorprendieron agradablemente y como suele ser habitual cuando estás en la gloria, se pasó el tiempo volando. Con pena nos despedimos hasta una próxima ocasión, deseando que Ruben y Elena se vengan un dia a disfrutar de una de nuestras bodegas riojano-alavesas. Para bajar la comida dimos la vuelta al paseo nuevo y nos sacamos la foto en este lugar de postal. Cuando llegamos al puerto viejo y a la zona de restaurantes y poteo que siempre está llena de gente, el chavalerío andaba tirándose al agua desde los muelles y estaba todo muy divertido. Como era jueves no ibamos a quedarnos sin probar el pintxopote donostiarra y aunque no teniamos muchas ganas porque la comida habia sido abundante y habiamos comido mas de la cuenta por pura gula, por esta misma razón nos tomamos unos cuantos vinitos con unos deslumbrante pintxos que nos hicieron subir a Vitoria sin enterarnos. Pasamos un dia estupendo y estamos deseando volver a repetirlo, de mientras esperamos tener pronto a Eva en Vitoria que todavia tenemos muchas bodegas que coleccionar. Besos a todos y todas al estilo donostiarra.
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