En la muralla

Este pasado domingo tras dias de temperaturas tan altas, muertos de sueño porque era imposible dormir de la desazón que te da el calor nocturno, fuimos invitados a la comida familiar en Labraza. Comimos en la bodega de mis cuñados y allí sí que se estaba muy fresquito. Tras dar buena cuenta a los platos tan ricos que nos prepararon: un gazpacho de sandia, muy original, y un arroz negro acompañado de muchos aperitivos y buen vino, se les ocurrió ir en busca de la brisa que da vivir en un lugar tan defensivamente alto, que siempre suele correr pero ese dia con tanto calor se resistia, asi que salimos a la muralla por la puerta que tienen adosada a su casa, ya que está construida aprovechando sus muros y para terminar de digerir tan copiosa comida allí estuvimos tumbados con un paisaje de pinos y viñedos a lo lejos y Maite no paraba de surtirnos de bebidas y frutas que tomamos con mucho gusto. A casa de vuelta nos llevamos la cosecha de la huerta de Dore li: tomatitos, pimientos, acelgas, calabacines, guindillas y huevos de sus gallinas. Tengo unos cuñados y cuñadas para los que cualquier palabra de agradecimiento y de cariño es poco, porque son maravillosos en todos los sentidos, les quiero mucho y estoy a gustísimo con todos ellos.