Salinas de Añana

Un domingo de este mes estuvimos visitando con mi prima Mar y los chavales las Salinas de Añana. Paseando entre las eras, el espectáculo que nos ofrececía la producción de la sal era espectacular, porque esta roca comestible en su habitat natural es mas brillante de lo que te puedes imaginar. La sal recubre todas las huertas en forma de bancadas y reluce como un espejo deslumbrante que hipnotiza la vista no pudiendo desviar la mirada de esas huertas nevadas. Las explicaciones de la guia fueron muy interesantes y pudimos apreciar con intensidad el sistema de vida que las familias del valle llevaron en un pasado cercano que ahora intentan poco a poco recuperar. Además están a punto de conseguir la declaración de la zona como patrimonio de la humanidad. Este producto salado logró sobrevivir por el empeño y el buen hacer de los vecinos de la zona y ahora se sigue explotando y mejorando con exquisitez dando lugar a diferentes tipos de sal que muchos restaurantes de estrellas michelín, cuyas placas presiden muchas de sus eras, aprovechan para utilizar en la elaboración de sus platos y fomentar su uso y propiedades saludables. El lugar tenia un pequeño spa donde anduvimos metidos hasta el codo y las rodillas para beneficiarnos de las propiedades que se atribuyen a esa sal tan pura y la verdad es que se estaba muy a gusto alli.