Más cumpleaños

El cumpleaños de nuestra querida Matilde es justo 2 dias antes del de Pedro y desde el año pasado quedamos en celebrar ambos conjuntamente. Esta vez, precedido de un generoso vermut saboreado en el bar famoso por sus pintxos de callos picantes, lo hicimos en un restaurante junto a la plaza de Santa Barbara, y nos sorprendimos mucho con los platos tan divertidos y sabrosos que nos ofrecieron. Luego fuimos a tomar el café al mismo bar del vermut por tenerlo tan cerca y no pasar frio, y a Matilde se le ocurrió acudir a un bar que se ubica en el interior de nuestros famosos arquillos, un ingenio que se le ocurrió al arquitecto Olaguibel para salvar el desnivel de los 25 metros de colina donde se asentaba la antigua Gasteiz y adaptar los accesos para comunicarlos con el nuevo ensanche de Vitoria. Sentados debajo de las altas bóvedas al amparo de una muralla de más de 2 siglos charlamos de lo humano y lo divino con el ruido de las mesas de al lado que todavía estaban de sobremesa. Como le parecía a nuestra ochentera Matilde que era pronto y que todavía quedaba día por delante para disfrutar, nos marchamos del ambiente "after" que allí se vivía camino de las atracciones del festival Umbra Light. Muertos de frio vimos las originales y futuristas composiciones de luz y color de la calle, los patios, murales y palacios del casco medieval para acabar en la catedral vieja junto a estos inmensos balones de la foto que cambiaban caprichosamente de color. Al dia siguiente fuimos a misa a la divertida parroquia de Santa Maria, junto al patio de la catedral, y ya los estaban plegando y recogiendo esperando una próxima ocasión.