El castillo del Papa Luna

Esas ideas que se te ocurren de que por qué no nos vamos a ver castillos y de paso a mojarnos los pies en el mar? pues dicho y hecho. A los dos dias estábamos de camino hacia Peñiscola por un camino pleno de vistas fantásticas y también de muchas curvas...Nuestra misión tenia como base alojarnos en el incomparable marco de la ciudad de Peñiscola y luego hacer excursiones, aunque la playa de la tarde no nos la perdiamos hiciera viento o frio, que sí lo hizo. También hubo tiempo de bañarse en sus templadas aguas, pasear por la inmensa playa y disfrutar de unas cervecitas en sus terrazas. Probamos todos los arroces que nos dió tiempo: arroces marineros, con bogavante, a banda...y bebimos todos los vinos de la región que pudimos. Visita obligada la del domingo, dia del Corpus celebrado con mucha solemnidad, al castillo del Papa Luna, fortaleza amurallada enclavada en un lugar increible: una roca en medio del mar unida a la costa por una estrecha franja de tierra. Es un castillo mágico, de fantasía, admirable en todo, rodeado en casi todo su perimetro por la inmensidad de unos increibles colores azules del mar. La historia del castillo templario del siglo XIII, de arquitectura gótica con estilo cisterciense, que se refiere a la época del cisma de Occidente es impactante. Un Papa, Benedicto XIII, que en 1412 se hizo fuerte en ese castillo, lo remodeló y lo convirtió en sede papal, con su residencia y una escogida biblioteca. Luchó solo contra Roma en unos años en los que las conspiraciones y las traiciones eran la norma, fué envenenado y salió adelante, murió rechazado, abandonado y excomulgado a la edad de 95 años. Las cronicas de aquellos años definen al Papa como un dignatario honrado. Dice la leyenda que aun vaga por el castillo asomandose a las ventanas y proclamando la frase que solía decia en vida: el verdadero Papa soy yo.
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